martes, 24 de abril de 2012

Sobre la Intolerancia (y la operación BAS)

La intolerancia es intolerancia del lado que esté. Lamentablemente, la división que aqueja a nuestro país en este momento, no nos hace darnos cuenta, pero nunca ha sido más cierto el dicho de que “lo que es bueno para el pavo, es bueno para la pava”. Venezuela necesita, le urge, que se fomente la unión, la comprensión. Sin embargo el ego, el resentimiento, las ínfulas de grandeza de muchos, los han llevado a realizar acciones “por el bien común” que no son más que una muestra terrible de intolerancia e ignorancia. Quiero aclarar que no tengo nada en contra de las cuentas anónimas de Twitter, muchas personas tienen verdaderas y reales razones para no mostrar sus nombres en sus perfiles, el problema se presenta cuando detrás de la cuenta anónima, el ego de su usuario crece y crece desmedidamente a medida que sus seguidores aumentan, y protegido por este anonimato, pretende manejar y manipular. Desde hace algún tiempo un minúsculo grupo de cuentas anónimas, pero eso sí, con egos enormes y cantidades de seguidores, tuvo la “genial” —totalmente irónico— idea de llevarnos al Twitter aquello en contra de lo que tanto hemos luchado y por lo que tanto hemos protestado: la censura. ¿Se acuerdan cuando llegamos a TT protestando por el cierre de las radios? ¿o de RCTV? ¿o por Globovisión? ¿o por El Nacional? sin importar el nombre que tuviera el medio, la protesta era la misma “no queremos que nos coarten la libertad de expresión”. Sin embargo, ahora, nosotros mismos lo hacemos. No importa si quieren llamarlo Operación BAS o como les de la gana, el procedimiento es un atentado fascista —sí, fascista como nos dicen los chavistas— a la libertad de expresión. Censurar a alguien por lo que dice es coartar su libertad, no importa si es chavista u opositor. No me vengan con el cuento de los insultos, porque si a Ud lo insultan por Twitter, nada más fácil que darle block y spam, pero en buena lid, solito, enfrentándolo como “hombrecito”, como le enseñan a los niños desde que son chiquitos, no saliendo corriendo a buscar a la patota completa para caerle en cayapa. ¿Qué fue lo que pensaron? ¿que se la estaban comiendo? ¿que “nosotros somos más y no nos van a poder hacer lo mismo”? ¿Todavía no hemos entendido la gran parte de “pueblo” que está del otro lado? ¿todavía no hemos entendido que queramos o no están mucho más organizados que nosotros, porque los mueve una “razón” de vida, mientras a nosotros nos mueve un “estilo” de vida? ¿es que no pensaron dentro de sus ínfulas de grandeza aupado por miles de seguidores, el riesgo en el que ponían a todas esas cuentas que no tienen los numeritos tan altos? De nuevo, la misma historia que llevó a Chávez al poder, que lo mantiene y que lo mantendrá mientras tenga vida: yo pienso en mí y los demás no importan. No hemos aprendido. Nada. La lección de la unión, la usamos solo como bandera política. Prefiero mil veces el insulto de un chavista y tomar la decisión de si lo sigo, me lo vacilo, lo convenzo o no, que la “protección” de unos cuantos ególatras que no han entendido, después de 13 años, que Venezuela es una y que si no hacemos lo posible porque quepamos todos, entonces ninguna lucha vale la pena.

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