viernes, 12 de agosto de 2011

Unfollow a la Ignorancia...



Acostumbro los “Viernes de FollowFriday” en Twitter, hacer un No#FF, donde expreso simplemente mi opinión con respecto a conductas y procederes, que desde mi punto de vista, son negativos.

Para el No#FF de hoy, no me bastan 140 caracteres y por eso decidí hacerlo desde aquí. Además, creo que no basta con no darle #FF, considero que hay que erradicarlo, darle Unfollow o Block y Spam si es necesario, pero no solo de Twitter, sino de la vida de cada uno de nosotros.

Mi No#FF de hoy es para la ignorancia. Pero no esa “Falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular”, como lo define la RAE, sino la ignorancia de vida. La ignorancia que producen los prejuicios, la falta de convivir —que no de cohabitar—.

Esa ignorancia que te hace pensar que son tus prejuicios los que rigen el mundo de los demás. Que te hace burlarte de las actitudes o vidas de otros, sin darte cuenta que esas burlas lo que demuestran es la gran “ignorancia” de la que eres víctima.

Esa que hace que te rías de ti, pero no como ejercicio de aceptación o por inteligencia, sino simplemente para evitar que los demás lo hagan.

Esa ignorancia que hace que estés tan enfocado en tratar de ofender a otros, que no te das cuenta, que en realidad la batalla la libras contra ti mismo, con tus propios fantasmas, con tus propios prejuicios y complejos y que te hace sentir triunfador con cada ofensa, cuando en realidad el otro ni siquiera te está mirando.

Esa ignorancia que hace que “decidas” hacer suposiciones sobre la vida que otros llevan, solamente porque son las que se acomodan mejor a tu prejuicio de turno y que no te permite ver la muy triste realidad, que es simplemente que, dentro de tu gran ignorancia, necesitas subestimar a otros para poder sentirte superior, sin darte cuenta que esa actitud no te deja evolucionar, porque es imposible crecer cuando pasas tu vida comparando y escudriñando la vida de otros.

Vive y deja vivir, y sencillamente dale Unfollow a la ignorancia.

lunes, 8 de agosto de 2011

Tío Simón es Venezuela...


Imagen cortesía de @meollocriollo


Crecí en una familia donde todas las reuniones terminaban en parranda en musical. Mis tías —tanto paternas como maternas— tocan guitarra. Mis abuelas escribían letras bellísimas a las que mi tía Yayi les ponía música. La música siempre ha estado presente en mi familia y las canciones de Simón Díaz son un recuerdo bellísimo de mi infancia. Una de mis favoritas fue siempre la de El Loco Juan Carabina, me causaba una especie de melancolía que era difícil para mi describir. Confieso, que si tuviese que elegir una canción del tío Simón, jamás sería Caballo Viejo, no es que no sea hermosa y entiendo que sea su canción más famosa, pero siempre he pensado que si ese “mundo” pudiese oír canciones como la “Tonada del cabrestero” o “Mercedes”, Caballo Viejo quizás no sería tan popular. Lo sublime de las letras de Simón Díaz, esas melodías que nos hacen sentir el olor a tierra, las luz del primer lucero, el sabor de la leche recién ordeñada, hace que el venezolano sienta su tierra en lo más profundo de su ser.

En una oportunidad, tenía yo como 16 años, me encontraba haciendo un viaje por los EEUU y Canadá. Estaba específicamente en la ciudad de Toronto y tenía 18 días fuera de Venezuela. Bajamos a cenar en el Hotel en que nos encontrábamos y al entrar al restaurante me quedé paralizada. Había un pianista, en un enorme piano de cola que tocaba las notas de “Mi Querencia”. Confieso que la emoción me invadió. No era sólo el estar tan lejos de mi país y oír algo que me lo recordaba, era la maravilla de escuchar una canción que siempre me pareció tan hermosa, en un ambiente totalmente fuera de contexto e interpretada en un instrumento que no era el usual, pasó de ser hermosa para mí a simplemente brillante. Mi mayor sorpresa fue cuando me acerqué a hablar con el pianista, no era venezolano. Era una alemán que había vivido en Venezuela 6 meses y que se enamoró de la canción cuando ni siquiera hablaba el español suficiente como para entender su letra, pero me contaba que la buscó e inmediatamente aprendió a tocarla, luego aprendió su letra y desde allí la incluyó en su repertorio. Me explicaba que aunque mucha gente no entendía su letra, siempre había un comentario con respecto a la canción, porque a la gente le impactaba la melodía. Y luego de contarme que se volvió fanático de Simón Díaz, agregó una frase que siempre, siempre recordaré “Pasé días felices en tu país y siempre llevo la música de Simón Díaz conmigo, porque oír su música no es recordar un país, es estar en Venezuela. Simón Díaz es Venezuela”.

Feliz Cumple Tío Simón! Gracias por el país hermoso que nos regalas en cada una de tus canciones!