lunes, 16 de abril de 2012

Anorexia y bulimia, princesas de cristal

Mucho se ha hablado del prototipo de mujer delgada impuesto por las modelos y actrices actuales. De las curvas que lucían Liz Taylor, Marilyn Monroe, Kim Bassinger o Elle McPherson, saltamos de pronto a los cuerpos andróginos de actrices y modelos que desfilan sobre una pasarela, recordando más a una suerte de comparsa de mujeres enfermas que de mujeres bellas. Lo que tanto se criticó a Kate Moss, cuando era el centro de las famosas campañas de Calvin Klein, terminó convirtiéndose en la imagen deseada por los diseñadores más famosos y se contagió también en los predios de Hollywood, donde las actrices se veían cada vez más y más delgadas.

Por supuesto, esto no podía dejar de tener impacto en el público y cada vez, son más las adolescentes y mujeres ya en edad adulta, que esperan tener los deseados cuerpos de modelos y actrices de cine.

Pero, hasta qué punto puede ser considerado sano esa necesidad de delgadez, depende únicamente de lo que la persona está dispuesta a sacrificar por conseguirlo, marcando, entre el deseo por verse bien y un desorden psicológico —que puede amenazar, incluso, la vida– una línea tan delgada como los cuerpos que desean lucir.

La anorexia nerviosa es un transtorno psicológico y de la conducta alimentaria impulsado por la necesidad obsesiva de perder peso, por medio de la conducción voluntaria a un estado de inanición. Es decir, el individuo deja literalmente de alimentarse y por ende, de recibir los nutrientes mínimos necesarios para llevar una vida saludable. Igualmente peligrosa es la bulimia, donde por la misma necesidad de perder peso, el individuo se induce a sí mismo el vómito, para “eliminar” del organismo, todo aquello que ha consumido —también compulsivamente— en medio de ataques de ansiedad.

Ambas enfermedades, cuando son diagnosticadas como tal, tienen su base en trastornos psicológicos, con base en problemas de autoestima y autocontrol por parte de las personas que las sufren y ameritan tratamientos severos de distinta índole, siempre bajo estricta supervisión médica, llegando incluso a ser necesario la reclusión en centros especializados.

Ninguno de los dos conceptos son nada nuevo. En 1870, el médico inglés William Withey Gull, describió el trastorno y sus síntomas en una conferencia en Oxford, acuñando por primera vez el término de “anorexia nerviosa” para referirse a la enfermedad.

Pero fuera de las definiciones y términos científicos, la anorexia y la bulimia, se han convertido para muchos, en un verdadero estilo de vida. Uno, que ha conseguido un terrible aliado en las redes sociales, en esta nueva era tecnológica.

Ana y Mía

Renombradas por aquellas personas que las sufren como “las princesas Ana (anorexia) y Mía (bulimia)”, se encuentran en el ciberespacio cantidad de blogs bajo estas denominaciones, dedicados a dar dietas, recomendaciones de uso de medicamentos y consejos para mantener oculto el trastorno ante el núcleo social en el que se desenvuelven.

Bajo lemas como “lo que me nutre, me destruye” o “la comida es como el arte, está solo para verla”, se consiguen, con total normalidad, tips para lograr descensos en el peso que pueden llegar hasta 7 kg en una semana —cuando lo recomendado es no excederse de medio kilogramo semanal— únicamente consumiendo té. Cócteles de medicamentos recetados en situaciones normales para la obesidad y los cuales recomiendan ser consumidos bajo la vigilancia estricta de un galeno especializado, son recomendados en estos sitios web para lograr eliminar esa “grasa de más”, que solo se encuentra en la imagen distorsionada que niñas, adolescentes y mujeres, reciben del espejo, cuando la realidad es que se encuentran muy por debajo del peso que deberían tener para su edad y estatura. Mientras la OSM (Organización Mundial de la Salud, según sus siglas en inglés) estima que el peso ideal promedio para una mujer de 1.50 m está alrededor de los 50 kg, la mayoría de los “blogs de amigas de Ana y Mía”, indican que el peso máximo ideal para esta estatura está en los 38 kg.

Los blogs y páginas webs incluyen también, entre otras cosas, tablas de peso, listas de calorías, datos sobre celulitis y frases para utilzarse a modo de afirmaciones.

Extrañamente, la mayoría de ellos contiene advertencias sobre la enfermedad y recomienda a aquellas lectoras menores de 15 años, alejarse de su contendio.

La red de PRO-Ana y PRO-Mia —como ellas mismas se denominan— va mucho más allá. Se han creado códigos de identificación, como el uso de lazos blancos virtuales en las páginas web que proveen información a las afectadas con el trastorno y el uso de un cordón rojo en la mano izquierda que las identifica como anoréxicas, o morado en el caso de las bulímicas.

Princesas en Venezuela

A raíz del caso de asesinato de Roxana Vargas a manos de su psiquiatra, el Dr. Edmundo Chirinos, se dio a conocer el blog de esta joven de 18 años, quien sufría de ambos desórdenes. Aparte de las narraciones de la muchacha sobre sus encuentros con el Dr. Chirinos, el blog era una guía detallada de consejos y experiencias sobre el tema de la anorexia y la bulimia.

Existen además grupos organizados en Venezuela, que se dedican a difundir vía web, información para las Anas y las Mias venezolanas. Los blogs se llenan de fotos de lo que llaman sus “Thisnpiration”, que no son más que colecciones de imágenes de mujeres extremadamente delgadas, que representan sus metas de peso y que ellas mismas recomiendan utilizar como “incentivo” cuando los dolores ocasionados por el hambre y la desnutrición se vuelven insoportables.

Los consejos que aportan las autoras de los blogs son realmente dramáticos. Para lograr llegar a la meta de mantenerse por debajo del consumo de 500 calorías diarias, recurren a dietas que van desde consumir únicamente agua un día sí y un día no, a consumir 3 claras de huevo como alimento único durante todo un día. Todo esto, intercalado con innumerable cantidad de chiclets sin azúcar que las ayuda a eliminar el hambre.

Esta situación es realmente preocupante cuando vemos que las tablas de consumo de calorías para una persona sana, que se encuentran entre los 20 y 40 años, va desde las 1400 a las 1750 calorías diarias, según el peso.

Los tips abarcan también detalles sobre vestimenta, actitudes y listas de mentiras para lograr escapar de las sospechas de padres y amigos y de evitar situaciones incómodas que obliguen a la ingesta de cualquier alimento, como cenas y eventos familiares.

Castigo ante la debilidad

En muchos de los blogs que se encuentran en línea, puede leerse el siguiente texto, en el que resumen, a modo de receta, lo que ellas consideran la definición de una anoréxica:

Anorexia

Raciones: Una

Ingredientes:

1 taza de baja autoestima

2 tazas de Auto-Control

3/4 de taza de determinación

1 y 1/2 taza de fuerza

2/3 de taza de afán

2 cucharaditas de rutina

3 cucharaditas de secretos y mentiras

3 cucharaditas de culpa

una pizca de rabia

1/2 taza de lágrimas

Preparación:

Combine todos los ingredientes en un alma frágil. mezcla hasta que toda la culpa se haya ido. Sírvase en un plato pequeño con un vaso de refresco dietético y está listo para disfrutar. Garantizado que desaparecerá frente a tus ojos.



A diferencia de muchos otros trastornos, las anoréxicas y las bulímicas, están conscientes de que lo padecen. Las comunidades de Anas y Mías, son celosas al incluir dentro de sus filas a personas que siguen dietas extremas pero que no han sido diagnosticadas, ya que las consideran simplemente como “víctimas de la moda”. Es por esta razón que incluyen advertencias sobre los peligros de ambos transtornos, que intentan persuadir a las “wannabes” —personas que no han sido diagnosticadas—de evitar practicar las dietas y consejos que en ellos se incluyen.

Otro punto importante es el tratamiento del dolor, el que utilizan en muchos casos como recurso para quemar calorías. Mantienen también un sistema de autoflagelación, para aquellos casos en los que la ansiedad las obliga a consumir alimentos “prohibidos”. Las técnicas van desde hacerse pequeños cortes con una navaja, hasta utilizar corset y cinturones con incrustaciones de objetos punzantes que causen dolores agudos perennemente.

Por esta misma situación de consciencia ante el problema, es muy difícil para una persona con trastornos alimentarios tomar la decisión de buscar ayuda. La mayoría de ellas considera que se encuentra en total control de la situación, por lo que cuando deciden buscarla, es en los momentos en los que el trastorno ha llegado a niveles extremos y se dan cuenta que tal control no era real.

Se calcula que un 8% de los adolescentes a nivel mundial sufren de algún trastorno alimentario, y de ellos el 90% son mujeres. Esto lo convierte en la tercera enfermedad crónica más común entre adolescentes. La tasa aumenta a 18% en el mundo del modelaje. La OSM estima que 1 de cada 100 adolescentes sufre anorexia, mientras que la bulimia afecta a 3 de cada 100. La tasa de mortalidad que incluye a ambos trastornos ronda entre el 3 y el 5 %.

Cada día aumentan alarmantemente los casos de niñas menores de 12 años que presentan trastornos alimentarios y en los últimos años, se ha incrementado también la aparición de casos del sexo masculino.

La preocupación mundial apunta, a que es más fácil para una Ana o una Mía tener acceso a la información que refuerza su conducta que a aquella que la ayuda a alejarse de ella. Las páginas masqueunaimagen.com y anaymia.com intentan orientar no solo a personas que sufren de alguno de estos trastornos, sino que prestan ayuda a padres, representantes y maestros que tengan un caso cercano y a pesar, de que se hacen esfuerzos y se invierten grandes cantidades de dinero en campañas para luchar contra estos desórdenes, jamás pueden competir contra las figuras de modelos y actrices que inundan las pantallas de cine, televisión y las portadas de las revistas.

Así, miles de princesas Ana y princesas Mías siguen embarcadas en lo que para ellas es una batalla por la perfección, lucha que en la mayoría de los casos terminan por perder, conduciéndolas hacia la muerte.

“…a veces inconscientemente hago cosas que hacen las Anas, y es porque nunca dejaré de serlo, lo acepto, ella vive en mí y jamás se irá, pero lo importante es que yo la controle a ella y no ella a mí como por tanto tiempo hizo, llevándome al borde del precipicio, a la depresión profunda y al fanatismo por ella, porque llegó un momento en el que ella era mi todo y me estaba muriendo poco a poco y destruyendo mi vida sin antes haber vivido nada…”

Tomado del blog de una Ex-Ana

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