lunes, 18 de enero de 2010

Ponchao!



He oído hasta el cansancio que la única forma de salir de Chávez es a través de un líder único que mueva masas y represente y guíe a los venezolanos por el camino de la protesta que desemboque en una renuncia. Estoy de acuerdo en que necesitamos un líder que ayude a Venezuela a salir de lo que le espera en la etapa post-Chávez, que todos esperamos que llegue pronto, pero no creo para nada que un único líder pueda sacar a Venezuela de la encrucijada en la que se encuentra ahora. Por el contrario, pienso que demostraciones de protesta inteligente y planificada como la que vimos ayer en el juego Caracas-Magallanes son las que pueden "mover" a un país hacia adelante en el camino hacia su libertad.
Sabemos de los estudiantes y movimientos de estudiantes que liderizan estas protestas. Todos los conocemos. Pero lo interesante de estas manifestaciones de descontento es la forma anónima, genérica y efectiva con que se desarrollan. En pocos segundos la imagen de la pancarta decretándole a Chávez lo que todo un país ya sabe (que está ponchaísimo) le dió la vuelta al mundo gracias a Twitter, FB, Youtube y la magia maravillosa que hace un stadium a reventar de personas con un celular con cámara en la mano. Estas cosas no se pueden esconder, como tampoco se puede esconder la represión que vino después, a manos de una GN que como muy bien lo dijo Carlos Graffe por medio de un Tweet "se quitó su uniforme para ponerse la franela roja del PSUV", otra vez.
Lo más interesante es ver como la gente que se encontraba en el sitio, apoyó y hasta alcahueteó a los chamos que tenían la pancarta. El "pueblo" está cansado. Y admitámoslo, no solamente de Chávez. Está cansado también de la política de siempre, de las protestas de siempre. Está cansado de la falta de audacia y de creatividad. Queramos o no, la formulita de las marchas hacia ninguna parte y de las cacerolas que se silencian porque nadie las escucha, ya no convence a nadie. Protestas sorpresivas y "anónimas" como la de la pancarta o la de los colgados ubicados en las principales ciudades, son las que mueven y definitivamente las que le dan en el ego a un gobierno que está acostumbrado a tener todo bajo su control y que autoriza y desautoriza protestas masivas, según su conveniencia.
Venezuela quiere protestar, pero no quiere pedir permiso para hacerlo. No quiere una autorización para hacer un recorrido predecible e irse a su casa después con el sabor de un "deber" cumplido, pero con la sensación de no haber logrado nada.
Aplaudo a los estudiantes y la inciativa de la pancarta y espero, de corazón, que el país se llene de protestas de este tipo.
Y usted Sr. Presidente.... Está PONCHAO!

Aquí lo dejo, sólo para recordarlo un poquito más =)



Y aquí el video de la Agresión...

lunes, 11 de enero de 2010

Serrat y Penélope


Amo a Serrat. Pocas letras me llegan tanto como las suyas. Con pocos cantantes he matado tantos despechos como con él. Sus letras me parecen de una belleza increíble, simple, plana. Sin muchos adornos ni mucha palabrería. Palabras justas para transmitir ideas exactas, que generalmente describen cualquiera de los sentimientos que tenemos a flor de piel en el momento en que las necesitamos.
Pero a pesar de la belleza de Palabras de Amor, o de Cantares o de otras menos conocidas como Canción Infantil o Menos tu vientre, confieso que me causa fascinación una de sus canciones más comerciales, como lo es Penélope.
No puedo recordar la primera vez que la escuché, porque simplemente crecí escuchándola. Mi mamá la tocaba en la guitarra, invariablemente protegida por Cantares (antes) y Gavilán o Paloma (después), que aunque no es de Serrat, era como la perfectamente escrita para completar el trío. Después venían todas las de trova cubana y aquellas chilenas que aprendió mientras vivía allá. Pero la introducción, era Serrat.
Sin embargo, mientras, no sé por qué razón mi mente infantil me hacía pensar en Cantares como en una canción de esperanza, Penélope me parecía de una tristeza irreal, absurda. Imaginar a una mujer que durante años esperó a su amor, sentada en un banco de plaza, para que este volviera y ella no fuera capaz de renonocerlo, me parecía simplemente ridículo (más o menos lo mismo que causaba en mí la frase de otra que le encanta cantar a mi mamá que es "toma este puñal, ábreme las venas"). Primero, ¿Quién iba a pasar años sentada en el mismo sitio esperando por alguien? Segundo ¿después de esperarlo tanto, no iba a saber quién era?
Ya más grande, digamos que rondando los 15, me encontré con el mito de "Penélope y Ulises", y algo del asunto aquel de la canción de Serrat se aclaró en mi mente. Claro! -pensé- este señor escribió esta canción basándose en un mito griego, donde inevitablemente nadie es feliz (si no no diríamos que algo parece una "tragedia griega" cuando es terrible e ilógicamente triste). La pobre Penélope pasó 20 años esperando a su Ulises. Como la Penélope de Serrat que se dedicó a "tejer sueños en su mente", la del mito se dedica a confeccionar una mortaja para su suegro utilizándola como excusa para no desposarse con otro. Y cada noche deshace el trabajo hecho en el día para no tener que escoger pretendiente. Ulises regresa, después de 20 años y de mil mujeres seguramente y aunque Penélope no lo reconoce al momento porque entra vestido de mendigo, luego se percata de quien es y vuelven a estar juntos hasta que alguna otra tragedia los separe, porque como ya aclaramos, para los griegos, nadie es feliz.
Ya de grande (por no decir de vieja porque suena muy feo) mi visión de la canción de Serrat cambió nuevamente y parece mentira, pero ya no me parece ni tan irreal, ni tan mitológica, ni tan trágica, sino profundamente humana. ¿Es posible que podamos pasar gran parte de nuestras vidas esperando el amor y que cuando nos llegue no sepamos reconocerlo? O peor aún, que esté frente a nosotros y le digamos "Lo siento, pero tú no eres quien yo espero". ¿Cuántas oportunidades tenemos de encontrarlo? Como dije, la canción dejó de parecerme irreal, pero empecé a entender la "realidad" de su tristeza. ¿Podemos realmente pasarnos la vida esperando el amor que soñamos, tanto, que es posible que pase ante nuestros ojos el amor que merecemos y no nos demos cuenta?

Aquí les dejo a Penélope de Serrat...

¿Paro?


Tengo el BB a reventar de mensajes llamando a paro, y me van a disculpar si me vuelvo agresiva y hasta ofensiva, pero ¿quién en su sano juicio puede pensar que la salida que podemos tener en este momento venga de un paro nacional? ¿seré yo la única que en medio de mi jaqueca perenne piensa que eso no haría más que favorecer al mismo Chávez, como -y por favor, aceptémoslo- fue al único que favoreció el paro de 2002-2003?
Un paro en este momento significaría, no sólo el quiebre de las pocas empresas que quedan en pié, sino que además, intensificaría una crisis que le daría al Gobierno pie para tomar, de una vez, las medidas que le faltan para terminar de hundirnos. Para el mejor ejemplo, tenemos los sucesos de abril de 2002.
Un paro, por lo menos en Venezuela, no es una medida de protesta efectiva. No lo puede ser cuando la gente se toma los días de "vacaciones" para jugar dominó, comprar cervecita encaletada, hacer cola para tener los tanques llenos para poder irse a pasar el paro en la playita y entra en las peluquerías "a puerta cerrada" para pintarse banderitas en las uñas y lucirlas en las marchas de la tarde.
Necesitamos protestar, si, estoy de acuerdo. Pero protestas sostenidas, inteligentes y efectivas. Protestas que empiecen a generar piedritas en los zapatos de Chávez y su clan, para que se vean en la necesidad de reaccionar ELLOS, mientras NOSOTROS, vamos tomando el control. Un paro nacional, lejos de hacer esto, le da al Gobierno el control total, de nuevo.
Venezuela necesita que trabajemos por ella, hoy más que nunca. Y trabajar por ella, significa cumplir con nuestros trabajos e ir más allá. Organizarnos y organizar a los demás. Hacer sentir nuestra propuesta diaria de cualquier manera posible. Entiendo que Twitter, FB, los BB no tienen el alcance que quisiéramos, pero esos no son los únicos recursos con los que contamos. Hay que hablar con la gente. Recordemos que a lo mejor estamos muy convencidos, pero hay otros que no. Dejemos de quedarnos callados ante los atropellos, por miedo o por pensar que somos minoría. Si la somos (que no lo creo) igual tenemos derecho a quejarnos y a protestar, porque este es un país que nos pertenece a todos.
Sé que es difícil hablar de paciencia cuando tenemos 11 años esperando, pero ver que el fin puede estar cerca, no significa que tenemos que apresurarnos, sino que tenemos que ser más cautelosos.Bien dicen que del apuro sólo queda el cansancio y necesitamos resistencia.
Venezuela nos necesita ahora más que nunca. Calmados, pacientes y claros. Y sobretodo con muchas ganas de luchar.

jueves, 7 de enero de 2010

Chispas


Alguien dijo que el peor enemigo de cada uno de nosotros, somos nosotros mismos. Cuesta a veces entender esta afirmación, porque no aceptamos que constantemente nos saboteamos la felicidad simplemente por confundirnos o por querer cumplir con paradigmas autoimpuestos que han determinado el "cómo deben ser las cosas" por generaciones y generaciones. Pero la realidad (y aunque suene a que estoy adjudicándome el descubrimiento del agua tibia) es que el mundo ha cambiado. Y mucho.
Nos hemos acostumbrado a vivir acelerados. Oímos a muchos, pero no escuchamos a nadie. Conocemos cada día a cantidades de personas, pero se nos olvidó lo que significa confiar en alguien e incluso hasta dudamos de aquel que nos manifiesta su confianza. Se nos olvidó cómo conectarnos con nosotros mismos y escuchar nuestras emociones, porque vivimos más pendientes de prejuicios y falsos valores. Olvidamos disfrutar, vivir, entender que un momento de felicidad perdido no se recupera nunca. Dejamos de practicar la convivencia, porque ya no nos interesa compartir o sentir al otro, salvo en aquellos planos en los que nuestro interior no está comprometido.
No entendemos que "ser feliz" no depende de un estado o de una situación. Tampoco implica reir perennemente. Simplemente se trata de una actitud. De la actitud que nos lleve a decretarlo y a dedicarle el tiempo mínimo necesario para serlo, porque cuando la felicidad se vuelva parte de nuestras vidas la encontraremos en cada rincón donde busquemos.
Nos acostumbramos a ver las cosas elementales pero nunca la esencia. Siempre vemos el sombrero, pero jamás el elefante dentro de la boa. Nos hacemos una impresión de la gente, de las situaciones, pero jamás exploramos las razones. Y si en algún momento nos damos cuenta de estar equivocados, consideramos irrelevante rectificar, porque al final alguien o algo vendrá a sustituirlo.
Dejamos de lado a nuestro niño interior y lo peor, dejamos de confiar en él. Racionalizamos de tal forma la vida que reir, amar, enamorarnos, llorar, manifestar cariño dejó de ser espontáneo para convertirse en programado. Aprendimos a disimular (o a mentir) con tal de no dejar en evidencia nuestros sentimientos y nos complicamos pensando en las reacciones de los demás si los dejamos florecer.
Se nos olvida que nacemos y morimos solos y que es un verdadero privilegio tener quien nos acompañe en el camino. Que no todo el mundo consigue a quien amar y mucho menos aún quien lo ame. Que los sentimientos mueren, si no los cultivamos pero que también se vuelven inmensos cuando somos consecuentes con ellos. Que no tienen límite, al igual que nuestra propia esencia. Que querer es poder. Que limitarnos es el peor daño que podemos hacernos a nosotros mismos y que no vivir a plenitud es simplemente vivir a la mitad.
Como decía Laura Esquivel, hay que encontrar esa chispa que hace que nuestra caja de fósforos encienda: en el plano laboral, en el plano familiar, en nuestro desarrollo como seres plenos, en el amor, en el sexo y en todos los ámbitos de nuestra vida. Y cuando lo encontramos, conservarlo y protegerlo como el mayor tesoro, porque al final eso será lo único que importe, el que hayamos sido felices y estemos satisfechos con nosotros mismos.
Hay que vivir, amar, entregarnos, equivocarnos si es necesario y volver a empezar. Pero nunca rendirnos.

martes, 5 de enero de 2010

Un poquito más...

Definitivamente, hay comerciales que marcan precedentes. Algunos porque tocan fibras sentimentales, otros por humor y otros porque son tan buenos que hacen incluso, que lo recordemos tan bien que olvidemos el producto que en él se nos promociona. Para nombrar un caso reciente, está el del "Niño Castor" en el cual la gente se identifica tanto con los padecimientos de la pobre madre, que olvida al final que se trata de un comercial de galletas Noel, para llegar a pensar más bien se trata de uno en contra de la violencia materna, o si me preguntan a mí, en prevención a la violencia infantil, porque el muchachito es de matarlo. Pero para quienes no lo han visto y gracias a mi amigo Alcides que me enseñó a subir videos de youtube al Blog, se los dejo luego para que disfruten esa perlita.
Otro comercial de este estilo, ya de los años 80, estuve buscándolo para colocarlo, y sorprendentemente no lo conseguí. Tal vez se deba a que no tengo ni idea de qué era el comercial, porque para mí, calculo que de unos 15 años para la época, lo único que se quedó grabado fue la imagen de Aguasanta Erminy, caminando por las calles de Caracas, con un minivestidito de cotton lycra blanca, al ritmo de la canción "Breakout" de Swing out Sister. De qué era el comercial, ni idea. Si alguien lo recuerda, por favor escríbalo en los comentarios.
Pero creo que uno de los comerciales que marcó un antes y un después en nuestro país fue el de Cigarrillos Derby. Y no creo que haya sido precisamente por aumentar las ventas del cigarrillo, sino porque se convirtió, sin proponérselo, en una de las más grandes campañas de intriga de la época y tal vez, en una de las primeras.
El comercial como tal, era una historia típica: una chica preciosa, con cara de inocentica, que se presenta a una audición de canto donde el productor no le para mucho, hasta que la niña comienza a cantar y con su voz cautiva al hombre, que la imagina como una estrella y al final le ofrece un Derby mientras le dice que le encantó su voz "y un poquito más". El asunto interesante es lo que el comercial desencadenó luego. Aunque Uds. no lo crean, la gente comenzó a llamar a las televisoras y emisoras de radio para preguntar quién era la mujer que tenía a todos los hombres enamorados y a todas las mujeres muertas de envidia por una voz tan dulce y melodiosa. Ayudó también que la letra de la canción, aunque sencilla, era bastante bonita y pegajosa. Los representantes de Derby llegaron a un acuerdo con Sábado Sensacional (con Amador Bendayán en ese entonces) y comenzaron una camapaña de intriga que duró una semana y que prometía que el sábado siguiente sería develado el misterio. La gente se aglomeró a las afueras del estudios para ver de cerca a la mujer que cantaba bellísimo y que nadie sabía quién era, porque además, se cuidaron muy bien de guardar la identidad de la chica.
El día del programa con toda Venezuela pegada a los televisores cual si fuera Miss Venezuela en su buena época, subió Delia Dorta al escenario y cantó una versión larga, de la canción del comercial. La chica corría con la suerte de ser casi tan bonita como la muchachita de la audición y se metió al país en un bolsillo. De allí obviamente vinieron discos, conciertos y una larga carrera como intérprete.
Los cigarrillos Derby desaparecieron y con más razón, la gente olvidó el producto, tanto que, hagan la prueba, nadie recuerda de qué es el comercial, sino siplemente se acuerdan del "comercial de Un poquito más".
Quería dejarles el video, pero no sé por qué razón, youtube no me deja incluirlo, así que les dejo el link y más abajo, ya sí incluido, el de galletas Noel porque es demasiado bueno.

http://www.youtube.com/watch?v=H-U2t_pd06o&feature=response_watch

domingo, 3 de enero de 2010

¿Así Somos?


Ayer lo dije (o lo escribí, mejor dicho) dos veces. Cuando alguien dijo que la gente estaba más pendiente del Caracas-Magallanes que de las restricciones de horario de los Centros Comerciales, le escribí "Sí! Así somos!". Luego, cuando hablamos de que ahora la gente sí iba a reaccionar porque los locales nocturnos no abrirían, repetí "Sí! Así somos!".
Me puse a pensar luego, que si el día de mañana mi hijo, que hoy tiene 6 años, me preguntaba -además con todo el derecho del mundo- por qué mi generación y yo nos dejamos robar el país, la única respuesta que iba a poder darle era "Así somos!". Como triste, ¿no? Que la única forma que tengamos para rendirle cuentas a nuestros hijos, del futuro que dejamos que les coartaran, de la falta de electricidad, de agua, de seguridad, de principios; de la violación de derechos, de la existencia de presos políticos, de las historias lejanas de huelgas sin apoyo, de la pérdida de la propiedad, de la vida y de la libertad, sea simplemente que así éramos y que no nos tomamos la molestia de cambiar. Tiemblo de pensar, si a alguno de los hoy niños, futuros ciudadanos de un país en ruinas, se le ocurre ir un poquito más allá y preguntar a los ciudadanos de hoy: "¿Y por qué no quisieron cambiar?" ¿Cuál sería la respuesta? ¿Comodidad? ¿Miedo? ¿Desinterés? ¿Hasta qué punto, en un futuro, no muy lejano por cierto, podremos justificarnos ante nuestros hijos por el hecho de haberles robado su futuro (ojo, NOSOTROS, más nadie)?
¿Les diremos qué? ¿Que nunca pensamos que esto iba a pasar? ¿Que nos fuimos acostumbrando poco a poco a cada medida, a cada arbitrariedad, a cada empujoncito? ¿Que era que estábamos esperando que nos quitaran la pajita del hombro pero que en realidad, nunca lo hicieron?
Pensaba en todo esto y mi amigo Felipe me habló de los sapos. Sí! de los sapos! Si tiras un sapo en una olla de agua hirviendo, el sapo salta y te fregaste. Pero si lo metes en agua fría y prendes la hornilla a fuego bajo, el sapo termina cocinándose y ni siquiera se da cuenta.
Entonces, ¿así somos?

Sueño...


Hoy como un rumor, el recuerdo de un sueño,
el que tuvo una hora que se convirtió en una tarde,
en un día, en una noche
y que quiso convertirse en una vida,
de esas que acaban con soledades.
Despertó. Convertida en un amasijo de ilusiones rotas,
de sábanas, de ausencias, de silencios sin sentido.
"¿Eramos dos?" preguntó "¿o sólo era yo?"
Pero no hay respuesta.
Porque en realidad
¿Quién puede responderle a un sueño?

sábado, 2 de enero de 2010

Palabras...



Se deshacen las palabras y caen rotas, vacías, en un espacio sin fin, olvidadas por su dueño, por el primero que las pronunció.
Y tratan de buscar sentido, porque se dieron cuenta, que de pronto lo perdieron, que cansadas, ya no sienten, ya no vibran, ya no dicen. Sólo están. En el medio de una nada melancólica que no consigue cómo hacerlas revivir otra vez.
Y se preguntan si volverán a soñar, si alguien podrá pronunciarlas de nuevo haciendo gritar cada sílaba como si fuera la primera vez. Llenándolas de vida y de significados remotos que alguna vez las hicieron ser.
Pero intuyen que no, que el tiempo se acabó, que era muy corto, que ya nadie podrá hacer que se escuchen, porque lo que queda, son letras desperdigadas que alguna vez formaron un todo, pero que ahora nadie comprende, porque la tristeza las convirtió en figuras inertes que no saben cómo decir lo que viven, lo que padecen.
Y no importa cuanto griten, cuanto amen, cuanto sientan. Porque en el rincón donde están, nadie las escucha. Hasta que quizás un día decidan irse para no volver jamás y tal vez, su amo recuerde cómo se oían sus sonidos, su risa, el alma que no quiso conocer. Pero ellas ya no están.

Comienzo

Después de mucho pensarlo y de tener desde hace tiempo este formato a medio terminar, decidí hoy comenzar mi blog. Un proyecto nuevo para un año que comienza. Un poco de todo, de aquí y de allá. De mis vivencias, de mis pasiones, de mis tristezas, de mis alegrías. Un alma completamente al desnudo, palabras más, palabras menos...