lunes, 27 de septiembre de 2010

Venezuela de colores...



No soy analista político. Nada más lejos. Pero soy venezolana y ciudadana "de a pié" y la jornada de ayer me dejó grandes enseñanzas, más allá de un sabor dulce o amargo en la boca.

SOMOS MAYORÍA. Sí y a pesar de que lo sabíamos, fue una gran victoria poder demostrarlo. Pero no somos "suficiente" mayoría. No se justifica que luego de estos 12 años y de los desmanes de los que ha sido víctima el país, la mayoría sea de un 52% de los votos. Algo está pasando, algo no estamos entendiendo y definitivamente, algo seguimos haciendo mal. Y no lo digo a modo de crítica, lo digo a modo de refexión. Venezuela pide, grita, exige un cambio, pero no sólo de gobierno. No sólo por parte del "bando contrario". Venezuela pide un cambio de todos y creo que es el momento para que cada uno empiece a trabajar en eso. Dimos un gran paso, pero todavía nos falta camino y si no creamos conciencia de cambio, esa "pírrica ventaja" (en broma, pero en serio) puede reducirse ante una maquinaria que hará todo lo posible ahora, por ganar a quienes ha perdido.
La "oposición" tiene que entender que OPOSICION somos TODOS, no solamente los cogollos políticos y como miembros de esa "oposición" tenemos que entender que el "como vaya viniendo, vamos viendo", ya no tiene cabida. Necesitamos trabajar a futuro. La meta no puede ser "sacar a Chávez", la meta tiene que ser "construir país". Si ayer hubiesen sido unas presidenciales, hoy no tendríamos a Chávez, pero tampoco tendríamos más nada, porque no nos hemos preparado para eso. Esa "mayoría" que demostramos que somos, tiene que construir un plan, uno que no sólo logre captar un gran porcentaje de ese treinta y pico por ciento que se quedó sin votar, sino que además incluya a ese otro sector al que no podemos darle el nombre de "minoría" porque es grande y representativo de la población. Sólo un plan de gobierno plural, que incluya, que oriente y que elimine el divisionismo, puede hacer de Venezuela el país que queremos.
En este sentido, creo que hay que poner una lupa muy grande sobre Lara. El pueblo larense nos enseñó que hay otra opción, que no todo es blanco o negro, que los grises existen, que lo que Venezuela necesita y quiere es que trabajen por ella, sin importar el color de la franela que te pongas.
Otra cosa que tenemos que aprender, es que no hay peor guerra que la que no se lucha. Nos dejamos invadir por el sentimiento derrotista de que íbamos a unas elecciones trucadas. Y sí, no hay duda que lo de los circuitos electorales fue una trampa, pero lo sabíamos y no luchamos porque fuera distinto, al igual que hace 5 años dimos por perdida la Asamblea Nacional y nadie salió a votar. Ayer, con todo y el sentimiento de derrota, decidimos dar la pelea y el esfuerzo fue recompensado. ¿Que pudieron haber sido más diputados? Sí, estoy de acuerdo. ¿Qué absurdo que la mayoría de los votos estén representados por minoría en la Asamblea Nacional? Totalmente. ¿Que perdimos? ¡Jamás! El triunfo de ayer fue importante, porque además de mayoría, de diputados y de democracia, le devolvió a Venezuela algo que hacía tiempo habíamos dado por perdido y fue la esperanza.

1 comentario:

  1. Comparto tu opinión al respecto, la democracia se basa en el libre pensamiento y en la libertad de poder decidir leyes que beneficien al pueblo y que no sean tomadas basadas en la parcialidad política, porque caemos en un totalitarismo disfrazado de política, la diversidad es la clave de un rumbo, el libre debate y el trabajo conjunto debería ser la premisa de todo gobierno mundial.
    Con respecto a lo que dices del 52% opino que el problema está en que en Venezuela el pueblo no está educado políticamente. La ignorancia de muchas personas es el arma en que los gobiernos viciados se valen para manipular y por ende someter a aquellos que no están a favor de los mismos.
    Si en Venezuela no solo se limitaran a decir: "Debemos sacar a Chavez" sino "Debemos optar por un gobierno que nos ofrezca una alternativa verdadera para el progreso y la unidad" el panorama sería otro.
    La igualdad y derechos de pueblo debería ser la premisa de todo gobierno, no la división y el odio hacia los que no estén a favor.
    Hugo Chavez y todo aquel que lo rodea, que se hace llamar "patriota y revolucionario" al extremo, son la antítesis de todo lo que es un gobierno democrático, es la distorsión de todo ideal patriótico y de toda democracia.

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