lunes, 25 de julio de 2011

La Caracas de Billo



Crecí con las canciones de Billo. Eran repertorio infaltable que "Las Hermanitas Veracoechea" (grupo familiar formado por mis tías y mi mamá) jamás dejaba de lado. Por supuesto, también crecí con las anécdotas que acompañaban esas canciones...

"Me han quitado a mi Caracas, compañero, poco a poco se me ha ido mi ciudad, la han llenado de bonitos rascacielos, y sus lindos techos rojos ya no están..."


La imagen de una Caracas engalanda con techos rojos, donde las "cuerditas" de muchachos engominados se reunían en las esquinas o en la que las muchachas salían a pasear por La Planicie, para llamar la atención de algún mozuelo, ya era lejana en mi infancia.

Imaginar una ciudad tan hermosa que inspirara a un extranjero a escribir las bellezas que Billo decía sobre Caracas, era ya para mí algo mágico. Las historias de mis tías, mi mamá y mi abuela, me hacían soñar con aquel Isidoro que encaramado en su carreta de caballos, regalaba serenatas a las damas en nombre del amor platónico inspirado a algún caballero.

Y es que esa Caracas majestuosa, digna Sultana del Avila, debe haber sido un espectáculo maravilloso, tanto como para que Billo hablara de poner "cuerdas de oro" al arpa, solo para poder cantarle.

Recuerdo, cuando Billo murió, a un grupo de caraqueños que se apostaron por donde pasarian su restos, para rendir un último homenaje a aquel hombre que tanto amó Caracas y cantar "el último compás de alma llanera" como decía su canción.

Y hoy me pregunto ¿qué diría Billo si viera la ciudad que tenemos ahora? Una Caracas que aunque para mí sigue siendo única, se encuentra tan golpeada y maltratada, no sólo por cantidades de gobiernos, sino por nosotros mismos que habitamos en ella.

Y pensándolo bien, creo que hoy, día de su cumpleaños, Billo podría dentro de todo, encontrar esa parte hermosa (siempre latente) que nuestra ciudad sigue encerrando. Le cantaría por ejemplo, a las bandadas de loros y guacamayas que todas las tardea a las cinco sobrevuelan la ciudad, retornando a sus nidos. O a la experiencia única de ver el Jardín Botánico y el Parque los Caobos desde la Terraza de la GAN. O tal vez, a sentarse en Los Galpones a ver a una película al aire libre. Pero estoy completamente segura, que el Cantor de Caracas, encontraría mil razones para cantarle a su Caracas. Mil razones que los caraqueños de hoy, inmersos en el día a día de nuestra ciudad, nos negamos.

Particularmente, sigo amando mi ciudad, el amor a Caracas que las canciones de Billo inculcaron en mi infancia sigue intacto. Y aunque sé que la Caracas del Roof Garden y La Suiza no volverá, espero que mis hijos puedan disfrutar de una ciudad hermosa que vuelva algún día a vestir sus galas de Sultana y de nuevo se convierta en la sucursal del cielo, de ese cielo que cada atardecer pareciera venir a visitarla y a conversar con el Avila y bañándolo de esa luz especial que hace que cada caraqueño lleve a su ciudad grabada en el alma, sin importar en que lejano sitio del mundo se encuentre.

1 comentario:

  1. Excelente remembranza, tus letras pintan con la claridad del dibujo la ciudad que añoro desde hace unos cuantos años. Aunque no naci en tu maravillosa ciudad, ella siempre fue mi destino preferido, a ella estaban dirigidas mis aspiraciones, ella formaba parte de la expresion de mis padres provincianos; para llegar a ser alguien en la vida debes ir a Caracas a hacerte profesional. Casualmente llegue a una casa de estudios en la que todas las fiestas grandes eran animadas por la orquesta del maestro Billos, en mi mente aun resuenan los compases que mencionas y se mueven alegremente las imágenes de hermosas damas y elegantes caballeros bailando en los grandes salones de la sultana del Avila. No hace mucho tiempo de eso, fue recientemente. Fue una época hermosa en una hermosisima ciudad que aun se llama Caracas y con la que todos sus hijos, legítimos y adoptados estamos comprometidos por encima de las mezquindades que hoy caminan por sus calles, dividiendo lo que siempre ha debido permanecer sellado.
    Gracias por compartir tu bello escrito.

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