Ciclos...

Hoy se cerró un ciclo en mi vida. Hoy me divorcié. Tengo que confesar que si hace unos años alguien me hubiera predicho que iba a pasar por este momento, le hubiera dicho categóricamente que estaba equivocado. Y si además me hubiese dicho que iba a estar tan tranquila en el trance, definitivamente lo hubiera tildado de loco. Lejos de sentir una tristeza que me ahogue —como pude haber pensado hace unos años que sentiría— la experiencia de hoy me llevó a hacer un balance, uno cuyo resultado es clarísimo y único para mí y es que "nadie me quita lo bailao".
Es cierto que no me casé pensando en divorciarme. Y no puedo decir que mi plan de vida fuera que a los casi 37 años iba a estar divorciada y con dos niños, pero definitivamente la vida da muchas vueltas y no siempre lo que con tanto cuidado planificamos termina resultando como queremos, sin que esto quiera decir que el resultado final, no sea el mejor. Quienes nos conocieron saben que nos casamos pensando en "toda la vida". Que además tuvimos la hermosísima oportunidad de crecer juntos. De aprender el uno del otro y de llegar a ser tan complementarios, que el separarnos me puso en la extrañísima situación —y supongo que a él también, aunque no le he preguntado— de tener que terminar consolando a la gente que intentaba consolarme cuando les decía que nos habíamos separado. Era hasta cómico oir a la personas decir "no vale! me estás echando broma!". Alguien una vez me preguntó " ¿Pero qué pasó? Si uds. se adoraban, ¿por qué no funcionó?" y yo, impávida le respondí "¿Cómo que no funcionó? Por supuesto que funcionó! Simplemente, dejó de funcionar". ¿Por qué dejó de funcionar? esa es una buena pregunta y podría tener tantas respuestas como las que pueda imaginar cualquiera que se ponga a analizar 20 años de relación, pero yo, partícipe del asunto, creo simplemente que en uno de esos ires y venires de la vida, nuestros caminos, que iban juntitos, decidieron tomar direcciones separadas. En algún momento, nuestros nortes dejaron de coincidir y cuando esas cosas pasan, es muy difícil volver a enderezar el camino.
¿Qué nos quedó? o mejor dicho ¿Qué me quedó a mí? Primero y lo más importante, dos amores incondicionales, de esos de los que te enseñan el verdadero significado de la frase "dar la vida por alguien". Después tengo que decir, que la bellísima experiencia de haber tenido a mi mejor amigo a mi lado por años, porque aunque esos caminos ahora estén separados, la imagen inequívoca de un verdadero y sincero amigo me acompañó en los mejores y peores momentos de mi vida hasta ahora. Por último una cantidad incalculable de recuerdos y vivencias que superan con creces los momentos "malos" que pude tener y que estoy segura que a la larga se encargarán de terminar la tarea empezada de borrar a estos últimos.
Hoy también, para mí, se abrió otro ciclo. Uno al que me adentro con curiosidad, llena de ilusiones y de una tranquilidad y felicidad distinta a la que alguna vez había sentido. Estoy agradecida con la vida y expectante ante las cosas que depara para mí. Dispuesta a comenzar un nuevo viaje que en ningún momento está desligado del anterior, porque toma de éste sus vivencias y aprendizajes pero que al mismo tiempo, se deshace de prejuicios y se abre inocente a nuevas experiencias, nuevos olores, sabores, sitios, recién estrenadas lealtades, un mundo de gente maravillosa y por supuesto a la posibilidad del amor. Esto es lo maravilloso de vivir....