Una palabra puede hacer la diferencia. Bien dicha y en el momento oportuno puede acabar guerras, recuperar amores, reconciliar familias, obtener perdones... palabras sueltas pueden no significar nada, juntas pueden mover el mundo. Aquí están mis palabras...
lunes, 11 de enero de 2010
Serrat y Penélope
Amo a Serrat. Pocas letras me llegan tanto como las suyas. Con pocos cantantes he matado tantos despechos como con él. Sus letras me parecen de una belleza increíble, simple, plana. Sin muchos adornos ni mucha palabrería. Palabras justas para transmitir ideas exactas, que generalmente describen cualquiera de los sentimientos que tenemos a flor de piel en el momento en que las necesitamos.
Pero a pesar de la belleza de Palabras de Amor, o de Cantares o de otras menos conocidas como Canción Infantil o Menos tu vientre, confieso que me causa fascinación una de sus canciones más comerciales, como lo es Penélope.
No puedo recordar la primera vez que la escuché, porque simplemente crecí escuchándola. Mi mamá la tocaba en la guitarra, invariablemente protegida por Cantares (antes) y Gavilán o Paloma (después), que aunque no es de Serrat, era como la perfectamente escrita para completar el trío. Después venían todas las de trova cubana y aquellas chilenas que aprendió mientras vivía allá. Pero la introducción, era Serrat.
Sin embargo, mientras, no sé por qué razón mi mente infantil me hacía pensar en Cantares como en una canción de esperanza, Penélope me parecía de una tristeza irreal, absurda. Imaginar a una mujer que durante años esperó a su amor, sentada en un banco de plaza, para que este volviera y ella no fuera capaz de renonocerlo, me parecía simplemente ridículo (más o menos lo mismo que causaba en mí la frase de otra que le encanta cantar a mi mamá que es "toma este puñal, ábreme las venas"). Primero, ¿Quién iba a pasar años sentada en el mismo sitio esperando por alguien? Segundo ¿después de esperarlo tanto, no iba a saber quién era?
Ya más grande, digamos que rondando los 15, me encontré con el mito de "Penélope y Ulises", y algo del asunto aquel de la canción de Serrat se aclaró en mi mente. Claro! -pensé- este señor escribió esta canción basándose en un mito griego, donde inevitablemente nadie es feliz (si no no diríamos que algo parece una "tragedia griega" cuando es terrible e ilógicamente triste). La pobre Penélope pasó 20 años esperando a su Ulises. Como la Penélope de Serrat que se dedicó a "tejer sueños en su mente", la del mito se dedica a confeccionar una mortaja para su suegro utilizándola como excusa para no desposarse con otro. Y cada noche deshace el trabajo hecho en el día para no tener que escoger pretendiente. Ulises regresa, después de 20 años y de mil mujeres seguramente y aunque Penélope no lo reconoce al momento porque entra vestido de mendigo, luego se percata de quien es y vuelven a estar juntos hasta que alguna otra tragedia los separe, porque como ya aclaramos, para los griegos, nadie es feliz.
Ya de grande (por no decir de vieja porque suena muy feo) mi visión de la canción de Serrat cambió nuevamente y parece mentira, pero ya no me parece ni tan irreal, ni tan mitológica, ni tan trágica, sino profundamente humana. ¿Es posible que podamos pasar gran parte de nuestras vidas esperando el amor y que cuando nos llegue no sepamos reconocerlo? O peor aún, que esté frente a nosotros y le digamos "Lo siento, pero tú no eres quien yo espero". ¿Cuántas oportunidades tenemos de encontrarlo? Como dije, la canción dejó de parecerme irreal, pero empecé a entender la "realidad" de su tristeza. ¿Podemos realmente pasarnos la vida esperando el amor que soñamos, tanto, que es posible que pase ante nuestros ojos el amor que merecemos y no nos demos cuenta?
Aquí les dejo a Penélope de Serrat...
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Mi querida Mariale, me encantó tu entrada en el blog acerca de la canción de Serrat "Penelope". Yo como tu soy fanatica del nano, y su música me ha acompañado a lo largo de las diferentes etapas de mi vida. Si bien he de confesar que no es precisamente Penelope mi canción favorita, me gustó mucho tu reflexión acerca del amor no reconocido. Creo que nos pasa no solo con ese sentimiento, sino con muchas cosas, que de tanto esperarlas y desearlas, las desdibujamos de manera tal, que cuando finalmente llegan a nosotros, no podemos reconocerlas por lo que son realmente, ya que no se parecen a lo que nos hemos construido en el recuerdo.
ResponderEliminarla otra opción es que el hollín d elas locoomotoras le causo daño a la vista y por eso no lo reconocio...me parece que el amante debio darle un beso al regresar y se hubiera arreglado todo... :)
ResponderEliminarAleon1969
Jajajaja... Alcides! tú y tus cuentos... jajajaja... cuando vienes? haces falta!
ResponderEliminarMaría Alejandra, escribes muy lindo y muy buenas tus reflexiones, los humanos somos trágicos por naturaleza, sólo que los griegos lo descubrieron hace tiempo y nos legaron una mitología con la cual poder apenas poner una linternita en nuestros caminos. Te felicito por tu bello blog, Saludos
ResponderEliminarHola mi Tutu.
ResponderEliminarEsa canción es muy emotiva, y es de aquellas que escuchas y se quedan dando vueltas en la cabeza. Sobre todo por las diferentes lecturas que le puedes dar. En mi caso, siempre pensé que la frase clave es "con los ojos llenitos de ayer". Cuando alquien se nos va lejos, en nuestra memoria no envejece, ni cambia. Al pasar de los años podemos reencontrarlos, y es agradable cuando aún concuerdan con ese recuerdo. Pero qué pasa cuando no es así? Cuando ese recuerdo se convierte en una idealización enfermiza? Nuestra Penélope quería el regreso de ese joven, de ese amor juvenil, de ese pasado feliz. Y al llegar él, simplemente "tú no eres quien yo espero". No soportó la verdad de que el pasado, es sólo eso, pasado...
Un beso, gracias por llenar estas horas vacías con la luz de tus palabras!
Mariale eres un oasis en este mundo de noticias negativas y escritos llenos de odio! de verdad mil gracias! @venezolanojrrp
ResponderEliminarguao..... tu post, es el reflejo inequívoco de lo que pienso de esa hermosa y dramática historia, de lo que he vivido y sobre todo de mi nombre...
ResponderEliminarimagino que seremos familia, hay que buscar la lupa y empezar a hilvanar las ramas de este árbol genealógico.
Leyendo algunos de tus posts, te me haces muy cercana.
Abrazo.
Penélope